El medio de comunicación OjoPúblico, logró contactarse con una de las sobrevivientes de la masacre ocurrida en el VRAEM, este último domingo. El teniente del Comité de Autodefensas (CAD) de San Miguel del Ene, Hugo Torres, relató a OjoPúblico que escucharon disparos a las 10 p.m. Intentaron llamar a dirigentes de otros pueblos cercanos para salir a esa hora hacia la zona de la playa, donde funcionaban ambos bares, pero no había señal de telefonía ni energía eléctrica. Esperaron hasta que amaneciera. A las 5 a.m. se reunieron con el resto de miembros del CAD y salieron hacia allá. Al llegar encontraron los cadáveres, los charcos de sangre y humo que salía de los bares.
Llamaron al alcalde Alejandro Atao Guerreros y al juez de paz Leonidas Casas, quienes se comunicaron con la comisaría de Natividad, pero no les contestaron. Entonces ambos decidieron ir hasta dicho puesto policial, ubicado a 30 minutos del centro poblado, donde reportaron el hecho. “Vivo hace 40 años acá y es la primera vez que ocurre algo así en nuestro pueblo. No sabemos quiénes han sido, no podemos echarle la culpa a alguien. Acá Sendero Luminoso [refiriéndose al grupo terrorista de los años ‘80 y 90] nunca ha entrado a nuestro pueblo”, dijo.
Los llamados comités de autodefensas se crearon en diferentes partes del Perú para combatir al terrorismo en los 80’, sobre en la zona andina de Ayacucho, pero luego también se organizaron para frenar al narcotráfico y la delincuencia común a nivel nacional. Torres dijo que el pueblo ahora se encuentra de luto y sin protección policial. “Hasta ahorita no ha venido ni la policía ni el Ejército, solo la Cruz Roja. Hay vecinos que nos están apoyando”, dijo al cierre de edición.
Entre las víctimas OjoPúblico pudo confirmar que figuran la dueña del bar llamado Mantal, sus dos hermanas y dos sobrinas pequeñas. De los varones se sabe que algunos vivían en el pueblo, pero otros eran foráneos que ya trabajaban allí, en oficios desconocidos, desde hacía tres o cinco años.
Tres mujeres y un varón sobrevivieron al atentado y se encuentran estables, confirmó OjoPúblico. “Dos de ellos presentan heridas de bala y una joven tiene quemaduras a la altura del estómago”, detalló la jefa del puesto de salud de San Miguel del Ene, Lisbeth Quispe Rodríguez. La obstetra informó que luego llegó al puesto de salud la cuarta sobreviviente que se identificó como Sonia, de 41 años, quien dijo ser la administradora del otro bar atacado. Personal de la Cruz Roja apoyó en la atención a los sobrevivientes.
OjoPúblico pudo conversar con una sobreviviente de la masacre, quien se encontraba en uno de los dos bares atacados junto a tres amigos. Según detalló, se percataron del hecho cuando comenzaron a disparar en el bar de enfrente. “Pensábamos que era una pelea de borrachos, pero disparaban más y más; y la dueña, sus hermanas y yo nos escondimos en un cuarto, que al final lo quemaron”, indicó la testigo quien prefirió el anonimato por seguridad. La mujer dice que se escondió debajo de una cama. La puerta estaba abierta y observó cómo asesinaban a la gente.
La testigo dijo que los atacantes fueron tres personas vestidas de civil, que no pronunciaron advertencia alguna o discurso, solo dispararon a quemarropa. “No hubo ningún cruce de palabras, por lo menos para decir que nos perdonen la vida. Nada, nada. A los niños, a todos les disparaban. Los que estaban afuera, a todos, a las chicas. Había una chica que se hizo la muerta y se salvó. Con ella al final me encontré en el monte, ambas estábamos heridas”, narró.
La sobreviviente relató que en un momento, cuando estaba a punto de escaparse del lugar hacia el monte, uno de los asesinos la vio y corrió detrás ella. “Aunque sea hiéreme, pero no me mates, no me mates, por favor”, le rogó. El hombre la miró y le dijo: “¿Sabes qué?, por esta vez te voy a salvar la vida”. La mujer solo dijo recordar a tres hombres armados, con fusiles en el pecho, vestidos de civil, sin botas. “Eran como gente normal”, asegura.
Después de acribillar a los asistentes, la mujer dice que observó cómo los asesinos revisaron sus bolsillos y robaron sus pertenencias, dinero, celulares y hasta se llevaron el dinero de las dos máquinas rocolas que funcionaban en ambos bares. “Eran civiles. No eran policías, no tenían polos negros de Sendero [Luminoso]. Era gente normal, vestidos con ropa a colores. No usaban botas. Dicen que los terroristas dejan su lema, que los terroristas son así y asá, pero no decían nada señor, solo mataban”.
Fuente: Ojo Público.