El tablero político en Huancayo comienza a moverse y algunas piezas parecen salir directamente del corazón de la municipalidad. La reciente aparición del economista Julio De la Rosa como precandidato a la alcaldía provincial ha generado sorpresa y muchas preguntas, sobre todo porque actualmente se desempeña como jefe del SATH (Servicio de Administración Tributaria de Huancayo) y es considerado uno de los hombres de confianza del alcalde Dennis Cuba.
El anuncio no solo remece el ambiente político, también pone bajo la lupa la línea que —al menos en discurso— Cuba asegura mantener: una gestión alejada de intereses electorales. ¿Pero qué tan real es esa separación?
Consultado por los medios, el alcalde fue claro en señalar que no conocía los planes de su funcionario. “No tenía conocimiento, pero respeto la decisión de cada uno”, dijo. Sin embargo, llama la atención que el lanzamiento de la precandidatura de De la Rosa haya ocurrido en horario laboral, lo que encendió las alarmas.
El propio precandidato evitó decir si comunicó previamente su decisión al alcalde y justificó su participación en la actividad política señalando que pidió permiso a cuenta de vacaciones.
Pero el caso de De la Rosa no es el único. Otros allegados a la gestión municipal también fueron vistos en la actividad partidaria organizada por Alianza para el Progreso, el partido que ahora postula a De la Rosa y que en el pasado ya lo tuvo en sus filas. Esto ha despertado suspicacias sobre el verdadero nivel de independencia entre la gestión municipal y los intereses del partido de la “A”.
La situación genera una fuerte contradicción, pues el mismo Dennis Cuba argumentó que no postularía a ningún cargo en 2026 para evitar que su administración se contamine con fines electorales. Sin embargo, sus funcionarios parecen estar jugando una carta distinta, a plena luz del día.
Lo más curioso es que, pese a ser parte de la actual gestión, Julio De la Rosa no tuvo reparos en lanzar críticas y promesas que implican cierto deslinde con lo que hoy representa. Aseguró que, de ser elegido, priorizará el desarrollo de las zonas rurales, una deuda histórica que muchos gobiernos han prometido saldar sin éxito.
Con la salida del general Roger Arista del ruedo político, De la Rosa toma la posta en el partido de César Acuña. Lo hace rodeado de trabajadores municipales, en horario de trabajo y bajo el paraguas de una gestión que se dice neutral. ¿Casualidad o jugada calculada?










